El nuevo número de la revista histórica "Alberca" profundiza en el proceso de recuperación patrimonial desarrollado tras los terremotos

La publicación, que cumple XV años y dedica su número a Domingo Munuera Rico, indaga en la restauración de templos y monumentos, y cuenta con artículos sobre Carlos María Barberán, escultura ibérica, los azulejos de la sinagoga, la Lorca medieval y la defensa del litoral lorquino, entre otros.

El Alcalde de Lorca, Fulgencio Gil, junto al Presidente de la Asociación de Amigos del Museo Arqueológico, Juan José Morenilla, ha presentado esta mañana el número XV de la popular revista Alberca. El Primer Edil ha explicado que la publicación incluye 17 artículos de especial interés científico e histórico que abordan cuestiones lorquinas abarcando diferentes épocas, desde la prehistoria hasta nuestros días, pasando por la cultura íbera, edad media, guerra civil, además de analizar biografías particulares de diferentes personalidades locales.

El Alcalde ha destacado que esta publicación constituye una herramienta indispensable para el enriquecimiento cultural. Ser lorquino y disfrutar de nuestro municipio es un privilegio, en especial, por la herencia que Lorca entrega a cada uno de sus moradores y que es un tesoro que tenemos que cuidar. Son tantas las culturas que se asentaron en Lorca que la ciudad del siglo XXI se convierte en un auténtico crisol que nos permite interpretar el pasado y presumir con orgullo de la herencia recibida. Yacimientos arqueológicos, Castillo, Sinagoga, colegiata de San Patricio, por nombrar solo algunos, son los vestigios más destacados y asentados en el recuerdo de lorquinos y visitantes. Sin embargo hay muchísimas cosas de la Historia de Lorca que desconocemos; e incluso de aquello de lo que ya sabemos bastante se puede saber mucho más, permitiéndonos tener una visión que sea amplia y fiel con respecto a los acontecimientos. Por ello necesitamos la Revista Alberca como un cauce de conocimiento, como ejemplar de lectura y como volumen esencial para las bibliotecas de los lorquinos que queremos saber más sobre nuestra tierra.

Fulgencio Gil ha indicado que dentro de los artículos de investigación incluidos en Albera sigue presente el ambicioso proceso de recuperación y restauración tras los terremotos que se viene desarrollando en los inmuebles que integran nuestro patrimonio monumental. Se ha profundizado, en concreto, en los criterios de seguridad sísmica en la restauración de los bienes culturales. Se trata de un trabajo elaborado por las arquitectas María García y María del Carmen Martínez, en el que se señala que, se han desarrollado actuaciones de restauración en la seguridad sísmica de los bienes culturales inmuebles manteniendo sus características constructivas y recuperando los materiales y técnicas tradicionales. Así mismo, se han diseñado medidas de protección sísmica para los bienes culturales muebles en espacios expositivos.

El estudio indaga en la restauración sísmica de estos bienes culturales, desglosado en la recuperación de la volumetría, la utilización de los morteros de cal y los sistemas de arriostramiento y rigidización de elementos estructurales, previa descripción de la evolución de los sistemas de mejora sísmica desde la Antigüedad hasta la actual normativa italiana y el análisis de la importancia de la tipología en la seguridad sísmica.

Uno de los inmuebles en el que se ha realizado un trabajo especialmente cuidadoso ha sido precisamente el Museo Arqueológico (MUAL), Casa de los Salazar. Las labores de recuperación han incluido la ejecución de un nuevo proyecto museográfico. La exposición permanente se componía principalmente de piezas arqueológicas, numismáticas y medallísticas. Su montaje expositivo se desarrollaba en once salas, empleando cincuenta y nueve expositores y vitrinas, clasificadas en cuatro tipos diferentes. Las piezas dañadas fueron aproximadamente el cinco por ciento de la colección, de las que un 75% estaban situadas dentro de los expositores, mientras que un 20% se encontraban dentro de los almacenes visitables. El resto eran piezas exentas situadas en las salas de exposiciones temporal y permanente. Los materiales cerámicos fueron los que sufrieron mayores roturas, resultando también dañadas piezas de vidrio, piedra, hueso, yeso o alabastro. El comportamiento frente al sismo de los expositores fue desigual, siendo los objetos contenidos en las vitrinas ancladas a pared los que sufrieron desplazamientos que en muchos de los casos derivaron en fracturas. Así mismo, las piezas de gran tamaño dispuestas en peanas de pequeñas dimensiones facilitaron su vuelco y fractura. En fase de emergencia se procedió al desmontaje y almacenamiento de todas las colecciones del museo. El IPCE promovió la restauración de 158 objetos que había sufrido algún tipo de daño.

El nuevo proyecto museográfico del MUAL, donde se muestra la historia de Lorca a partir de las colecciones arqueológicas, se ordena cronológicamente en 14 salas, aumentando así la superficie destinada a la colección permanente. Con el nuevo plan expositivo se garantiza la seguridad de las colecciones al haber sido proyectado un mobiliario museográfico con criterios antisísmicos, contemplando tanto la resistencia de las vitrinas como la estabilidad de los objetos dentro de ellas.

Se han reutilizado los expositores mejorando sus condiciones, con mayor peso en la parte inferior, y se ha diseñado un nuevo tipo de vitrina exenta de campana utilizando módulos de bancadas que ocultan los apoyos de los expositores. Para la colocación de las piezas se ha proyectado de forma individualizada su sujeción, utilizando anclajes metálicos forrados de material plástico para no dañar las piezas, realizados mediante doblados o trenzados que permiten oscilaciones de las piezas.

El Alcalde ha indicado que este análisis concluye que la restauración de los bienes culturales en el sismo de Lorca de 2011 ha tenido como principios el incremento de la resistencia sísmica de las estructuras murarias y la conservación de sus valores culturales, respetando todas las fases documentadas, manteniendo su función con aportaciones contemporáneas y potenciando las características constructivas que las identifican. Los criterios principales han sido los de mínima intervención y recuperación de los materiales y técnicas tradicionales, manteniendo su proceso constructivo histórico y materialidad, eliminando las adiciones de hormigón que han afectado negativamente al comportamiento estructural frente al sismo. Se han recuperado las volumetrías con un lenguaje actual y se han consolidado los elementos estructurales, dotándolos de la resistencia necesaria asegurando la unión entre fábricas, reduciendo el peso de las estructuras, solidarizando los arcos y bóvedas y recuperando las pendientes de los faldones de cubierta.

En las intervenciones desarrolladas en los bienes muebles e inmuebles ha prevalecido el concepto de conservación, al haber adoptado medidas que han tenido como objetivo la salvaguarda del patrimonio cultural, respetando el significado y las propiedades físicas de los bienes culturales afectados por el sismo, y asegurando su accesibilidad a generaciones presentes y futuras. Igualmente, ha prevalecido el concepto de autenticidad, entendido como la suma de características sustanciales, históricamente determinadas, del original hasta el estado actual, como resultado de las transformaciones que han ocurrido en el tiempo, al haber diferenciado en las restauraciones realizadas la materialidad tanto de los elementos arquitectónicos como de las nuevas piezas ejecutadas para completar las que resultaron dañadas.

El listado íntegro de los artículos del número XV de la revista alberca es el siguiente:

El Cabezo del Plomo (Mazarrón): una propuesta para su protección, conservación y valorización, de Samuel Diego Pérez Miras

Hallazgo de un nuevo petroglifo en la vertiente sur de Loma de Aguaderas (Lorca, Murcia), de Gregorio Rabal Saura.

La escultura íbera de una cabeza masculina hallada en las excavaciones de la Fundación Santo Domingo en Lorca (Murcia), de Clemente López Sánchez, Alicia Soler López y Efraím Cárceles Díaz.

Datos arqueológicos sobre el Palacio del Obispo y el tercer recinto amurallado de Lorca, de José Manuel Crespo Valero y Juan Gallardo Carrillo.

Proyecto de restauración de la muralla de las calles Rambla y Los Pozos (Lorca, Murcia), de Francisco José Fernández Guirao, Jerónimo Granados González e Isabel María Hernández Sánchez.

La cerámica bajomedieval del castillo de Jumilla: la cerámica dorada, de Estefanía Gandía Cutillas, Emiliano Hernández Carrión y José Luís Simón García.

Los adalides lorquinos en el siglo XIV, de Andrés Serrano del Toro.

Los azulejos de la sinagoga bajomedieval de Lorca (Murcia), de Andrés Martínez Rodríguez.

La defensa de la costa de Lorca en los siglos XVI y XVII, de Antonio Gil Albarracín.

Contrabandistas y bandoleros en la franja litoral de Lorca, Mazarrón y Águilas a través de la prensa nacional (1800-1850), de Juan Francisco Belmar González.

Carlos María Barberán y Plá: semblanza biográfica y estética literaria (1821-1902), de Juan Antonio Fernández Rubio.

Otra mirada a la colegiata de San Patricio de Lorca (Murcia) en el siglo XXI, de Juan de Dios de la Hoz Martínez y Luís Fernando Abril Urmente.

Estudio antropológico de los restos de Sebastián Clavijo en la colegiata de San Patricio (Lorca, Murcia), de Victoria Peña Romo y Luís Fernando Abril Urmente.

Pequeña historia de un blasón de Lorca (Murcia), de José López Maldonado.

El aeródromo de Lorca en la guerra civil española, de Miguel Santiago Puchol Franco.

La seguridad sísmica en la restauración de los bienes culturales de Lorca tras el terremoto del 2011, de María del Sagrado Corazón García Martínez y María del Carmen Martínez Ríos.

Criterios de restauración a través de algunos ejemplos del museo arqueológico de Lorca, de Ioanna Ruiz de Torres Moustaka.

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