La pieza está realizada sobre tejido de damasco carmesí reproduce en sedas y oro la iconografía heráldica del distintivo personal, antecedente directo del usado por el Rey de España en la actualidad.
El alcalde de Lorca, Diego José Mateos, ha presentado, esta mañana, junto al presidente de la Federación Festivo Cultural San Clemente, Luis Torres del Alcázar y a la bordadora lorquina, Silvia Teruel, una réplica bordada del guión real de Juan II de Castilla otorgado a la ciudad en 1442.
El alcalde de Lorca, quien ha podido dar una de las últimas puntadas de este bordado, que se está realizando en el taller de Bordados de Silvia Teruel, ha destacado que "este trabajo viene a engrandecer el rico patrimonio cultural con el que cuenta la Federación y de la que podremos disfrutar, en breve, en el Ciufront"
Diego José Mateos ha señalado que "para mi ha sido un honor y tener esta mínima aportación a esta maravilla del bordado lorquino que viene a sumar a este arte que tenemos único en Lorca y que tenemos que seguir promocionándolo, y seguir vendiéndolo fuera".
Por su parte, el presidente de la Federación San Clemente, Luis Torres del Alcázar, ha explicado que "este Guion real, que está encuadrado en la colección de la Vexilia, representa una fecha clave en el conjunto del patrimonio de la Federación San Clemente pues fue concedido a Lorca por el Rey Juan II junto al título de Muy Noble Ciudad el 5 de marzo de 1442 por su denodada defensa de la Frontera castellana frente al reino nazarí de Granada. Así mismo, diez años más tarde, los caballeros lorquinos llevaron a cabo la mayor gesta bélica de su Historia de frontera con la victoria sobre los musulmanes en la Batalla de los Alporchones el 17 de marzo de 1452 que supuso la erección de la actual Insigne Santa Iglesia Colegial adscrita a la advocación de San Patricio por orden del Papa Médicis Clemente VII cuyo secretario era de origen lorquino".
La Banda Real de Castilla fue una orden civil de caballería vinculada de modo personal a los monarcas de la Corona de Castilla. El Guion real es estandarte personal de uso castrense, distintivo que indicaba a las tropas la presencia del monarca y les permitía tener identificada su posición en las batallas. Esta enseña fue creada en 1332 por el rey Alfonso XI, aunque su origen probablemente se remontaría a uno de los símbolos primitivos de los condes de Castilla, que había consistido en una banda dorada sobre gules y la influencia del uso de los dragantes del manípulo de las legiones romanas que con Escipión llegó a Hispania. Esta enseña sería usada sin
cambios significativos hasta el reinado de los Reyes Católicos, fecha en la que serán enriquecidos en su iconografía, así como en tiempos de Carlos I de España. A partir del reinado de Felipe II el Guión Real sufrirá diferentes modificaciones heráldicas manteniendo la mayoría del tiempo su carácter carmesí. Desde 2014 coincidiendo con la Proclamación de don Felipe VI como rey, y contando con el asesoramiento de la Real Academia de la Historia, el Guion personal del monarca español recuperó esta histórica tradición, una de las más antiguas del mundo.
La traza ha sido recuperada por el Director Artístico de la Federación, David Torres del Alcázar, incorporándose a la vez la traza a la colección de dibujos del ciuFRONT y presenta una banda de oro flanqueada por sendos dragantes del mismo metal cuyos ojos han sido realizados en sedas. Siguiendo la costumbre de crear un vínculo entre la contemporaneidad y la pieza histórica recuperada mediante reproducción, los ojos se han diseñado siguiendo el modelo de los correspondientes al dragón Smaug de la conocida trilogía del Hobbit.
El guion se enmarca con un doble realce de oro rematado en fleco del mismo metal y ha sido bordado en los Talleres Pontificios Clemente I de mano de la bordadora lorquina Silvia Teruel, continuadora de técnicas innovadoras que iniciara su padre el afamado broslador Don Damián Teruel.
El Guion Real ha sido la enseña de la Ciudad entre los años 1442 y 1985, fecha de la presentación oficial de la actual bandera oficial de Lorca. Conserva el carmesí como color del campo en recuerdo al privilegio regio de su uso, hecho reservado a las ciudades que hubieran destacado en Servicios a la Corona de Castilla como fuera el caso de Lorca durante los tiempos de frontera.
