“¡Viva el barrio de La Viña! ¡Viva Lorca”

exclamó Mons. Lorca al finalizar la celebración de consagración de la iglesia de Cristo Rey

Una hora antes de que comenzara la celebración, los feligreses del barrio de La Viña de Lorca comenzaban a llegar al nuevo templo parroquial de Cristo Rey para coger sitio y, así, estar presentes en la celebración, tras la cual la parroquia del barrio volvería a abrir sus puertas después de cinco años. A las 18:00 horas comenzaba la celebración de consagración del templo y el altar, presidida por el Obispo de Cartagena, acompañado por el Arzobispo Emérito de Burgos, el párroco de Cristo Rey, el vicario general y el de la zona de Lorca y una decena de sacerdotes.

El párroco de Cristo Rey, Juan José Sánchez Andreo, recordó que ha sido la Diócesis, a petición del Obispo, quien se ha hecho cargo de los gastos de construcción del nuevo templo y del complejo parroquial, valorado en más de un millón trescientos mil euros. “Han sido cinco años de espera, pero ha merecido la pena”, aseguró el párroco del barrio de La Viña.

Al comienzo de la celebración, el párroco entregó las llaves y los planos del templo al Obispo de Cartagena, quien después bendijo el agua y con ella asperjó el altar, los muros del templo y a los fieles presentes.

Durante la homilía, Mons. Lorca aseguró que toda la Diócesis está muy orgullosa de esta obra. Habló de la reconstrucción de Lorca tras los terremotos y de cómo los lorquinos han vivido con esperanza estos cinco años. Invitó a la comunidad parroquial de Cristo Rey a tener abiertas las puertas del templo y a salir para llevar al resto del barrio de La Viña y de toda la ciudad la caridad, la solidaridad, la experiencia de fe y “la conversión del corazón”, porque “nadie es espectador, todos somos testigos”, resaltó.

Ilustró a los presentes sobre lo representado en la vidriera del presbiterio que hace las veces de retablo mayor. Habló del Pantócrator y los evangelistas, de la Creación representada con imágenes de la tierra, el mar y el cielo; y destacó que el Pueblo de Dios se manifiesta en la imagen del castillo de Lorca y los lorquinos.

El Obispo comentó también que todavía quedan por finalizar algunos detalles como terminar de tallar el altar y la sede, o el vía crucis que se representará en las vidrieras laterales. “Aunque la obra está finalizada queda trabajo por hacer: vivir como Iglesia al estilo de Jesús”.

Mons. Lorca explicó que en el rito de consagración se iban a depositar en el altar las reliquias de tres beatos, mártires: los franciscanos padre Antonio Faúndez y padre Buenaventura Muñoz; y los sacerdotes diocesanos Pedro Sánchez Barba y Fulgencio Martínez. “Sobre ellos está también nuestra fe y a ellos os encomendamos”.

Transcurrida la liturgia de la Palabra, y tras las letanías de los santos, el Obispo colocó las reliquias en el altar y a continuación ungió con el Santo Crisma el altar y las cruces del templo. Acto seguido, los seminaristas depositaron sobre el altar un brasero sobre el que Mons. Lorca derramó incienso e incensó el altar y el diácono el resto de la iglesia. Seis feligresas de la parroquia vistieron y ornamentaron el altar, se encendió el cirio pascual y de él se cogió la luz para encender las velas del altar y del resto del templo. Una vez consagrado el altar y el templo, continuó la celebración de la Eucaristía.

Al terminar la celebración, el Obispo aseguró sentirse “muy feliz” y encomendó a toda la comunidad parroquial a la advocación de Cristo Rey. “¡Viva el barrio de La Viña! ¡Viva Lorca”, exclamó.

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